30/05/2015

En Grand Central las estrellas

La terminal de trenes Grand Central en Nueva York es un centenario palacio que vale la pena visitar. Me sorprendió de manera inesperada el famoso atrio principal (el "main concourse"), tantas veces visto en películas y series como lugar de encuentro y desencuentro mientras una marea humana fluye alrededor del gran reloj dorado de cuatro caras que ocupa el centro. Es un inmenso hall de mármol blanco, como de 40 por 80 metros, coronado por una bóveda de cañón corrido altísima, de sección elíptica y de color verde, que invita a mirar hacia arriba y descubrir... ¡el cielo! Vean:


La verdad que es precioso, mucho más en la realidad que en la foto. Se ven cientos de estrellas pintadas de dorado, tal vez miles contando las que forman la Vía Láctea. Las más brillantes tienen lámparas de distintos brillos. ¡Parece un planetario! Figuras alegóricas muestran algunas constelaciones. Aparentemente se pretendió representar el cielo sobre Nueva York a comienzos del invierno, con Aries en el centro. De izquierda a derecha vemos Acuario (y Pegaso arriba), Piscis, Aries, Tauro, Orión, Géminis y Cáncer.

Una belleza. Pero, "Mmmm... algo no está bien," reflexiona el astrónomo. ¿El color del cielo? Es raro, sí. Es un verde azulado. Lindo, pero verde. OK, una decisión artística. Pero hay otra cosa

Y, de golpe, el astrónomo se da cuenta: ¡está mal! ¡Está al revés! Ojo, no al revés como lo vemos desde el hemisferio sur. Está al revés como viendo la esfera celeste desde afuera, como se acostumbraba en la Antigüedad o en la Edad Media. El Atlas Farnese, por ejemplo, que es una escultura de 2000 años (copia de una obra griega varios siglos anterior) tiene una esfera así. Sobre el hombro derecho de Atlas vemos más o menos la misma región del cielo, con Orión junto al pulgar del titán. En cambio, el cielo verdadero, haciendo un mapa rapidito de la misma región en Cartes du Ciel, se ve así:


Como se ve, para superponerlo al de la bóveda no basta con girarlo 180 grados (eso sería cambiar de hemisferio norte a sur), sino que hay que darlo vuelta de izquierda a derecha, o ponerlo en papel de calcar y mirarlo del otro lado.

Tal vez quisieron representarlo así, "de afuera", aunque la forma abovedada la verdad que sugiere otra cosa. ¿Se les habrá dado vuelta el plano? Además, ¡hay más errores! ¿qué hace Pegaso ahí arriba, tan lejos del zodíaco? Hasta el Atlas Farnese tiene mejor ésto, vean el ala del caballo mitológico rozando el zodíaco en la foto que puse arriba.

Y observen la línea continua, que parece representar el ecuador celeste: pasa por los pies de Orión, no por su cintura y las Tres Marías como debería. Aquí se ve más de cerca:


De nuevo: el Atlas Farnese tenía esto bien representado hace 2000 años... ¿Y qué es esa mosca entre el Triángulo y Aries? Musca no es visible desde New York. Además, tiene cuatro alas, no es una mosca, parece una abeja. Pero no existe una constelación de la Abeja, no desde hace siglos en todo caso... Y hay otro triángulo entre el insecto y el Triángulo. Serían constelaciones obsoletas desde hace siglos: la Musca borealis (que en ocasiones fue Apis), y los Triangulos Majus y Minus, de los cuales sobrevive sólo el primero en nuestros días. ¿O será una representación alada de las Pléyades? Andá a saber.

Pero todo esto no es lo peor. Para mí lo peor es lo que pasa con Orión. Aquí lo fotografié en detalle:


Aquí hace agua la hipótesis de que el artista puso el papel de calcar al revés: ¡Orión está al derecho! Así que quedó con Betelgeuse del lado del Toro, y no de los Gemelos, como debería. Pero la representación artística se encarga de compensar ésto, y pone al héroe mirando al Toro por sobre el hombro de Betelgeuse, en lugar de mirar hacia el lado de Bellatrix como es habitual, con el Toro a su derecha.

En definitiva: está todo mal. En cuanto pude leí en Wikipedia y en otros sitios, y parece que nadie sabe muy bien lo que pasó: si fue el astrónomo, el artista o el pintor el que metió la pata una y otra vez. Una lástima, porque la obra es realmente encantadora. En los noventas fue restaurada para limpiarle una oscura pátina centenaria que resultó ser ni diesel ni humo de las lámparas, sino humo de un siglo de cigarrillos. El "agujero negro" que marqué es realmente un agujero, y es negro. Pero no es un objeto astronómico, sino una perforación desde donde colgaron un misil a comienzos de la Era Espacial. Sobre el raro color del cielo no pude averiguar nada convincente.

Hay mucho arte astronómico en Nueva York. Ya escribiré algo más.